jueves, 30 de junio de 2016

Como Recuperar el Equilibrio Interno






Cómo Sanar los Órganos del Cuerpo y Recuperar el Equilibrio Interno

Hoy me gustaría hablar de la función de los órganos del cuerpo y de cómo sanarlos a nivel profundo.


No sé si lo has pensado alguna vez, pero no conocemos a nuestros órganos. No sabemos cómo son realmente, ni qué piensan y sienten. Nunca les hablamos ni les preguntamos cómo están.
De hecho, creemos que no piensan ni sienten. Creemos que son máquinas biológicas y ya está.
Imagínate que compartieras casa con otros miembros de tu familia, pero que nunca hablaras con ellos ni te interesaras por su vida. Imagínate que ni siquiera te dieras cuenta de que están allí contigo. Sería muy triste, ¿verdad?
Pues esto es lo que sucede con nuestro cuerpo. Compartimos un espacio con nuestros órganos y nuestras células, pero no sabemos nada de ellos.
Es hora de empezar a conocerlos y de encontrar un equilibro en nuestra relación con ellos.
Ellos ya nos conocen a nosotros.
Y nos están esperando con los brazos abiertos.

La Función de los Órganos del Cuerpo

A continuación hablaremos de la función de los diferentes órganos del cuerpo por separado, y también de la relación entre ellos.
Esta visión está basada en la Medicina Tradicional China, que considera a los órganos como seres vivos con su propia personalidad y sus propios sentimientos.
Pero más allá de leer las diferentes explicaciones, me gustaría invitarte a sentir tus propios órganos mientras vas leyendo.
Escúchalos mientras lees, y escúchate también a ti mismo.
Pregúntales cómo se sienten y pregúntate también cómo te sientes tú.
En realidad, no importan demasiado las palabras que vienen a continuación. Lo que realmente importa es que mires a tus órganos con ganas de conocerlos, y con ganas de conocerte a ti.

La Función del Corazón

El corazón es nuestra fuente de amor incondicional.
La esencia divina que hay en nosotros entra en contacto con el cuerpo a través del corazón, y desde allí se irradia por todo el organismo.
A nivel biológico, la función principal del corazón es impulsar la sangre para que llegue a todos los rincones del cuerpo. Teniendo en cuenta que la sangre contiene todo lo necesario para nutrir al organismo, el corazón es el encargado último de cuidarlo, protegerlo y mantenerlo en vida.
Es muy importante tener muy presente que el corazón no hace ningún tipo de juicio cuando realiza su trabajo. No va repartiendo la sangre a unos sí y a otros no en función de algún criterio, sino que da a todos sin excepción. Todos los órganos y todas las células del cuerpo reciben su alimento y su calor.
El corazón es amor puro sin medida.
¿Puedes sentir este amor? ¿Puedes ver como reparte a todos sin distinción?
Y aún más importante: ¿Puedes sentir a tu corazón y preguntarle cómo está?

La Función del Hígado

A diferencia del corazón, el hígado sí juzga. Esta es su principal tarea: juzgar y decidir lo que está “bien” y lo que está “mal”.
El corazón vive en un mundo de amor ilimitado, y no es capaz de pensar en nada que no sea el amor. Esto es muy importante, pues el universo, en última instancia, es puro amor. Y el corazón se encarga de que no perdamos esta conexión.
Pero actualmente en nuestro planeta la vida no es tan fácil. La Tierra es un planeta dual, y esto implica que aquí la luz del universo no siempre está presente con toda su intensidad. En algunos lugares hay mucha luz y en otros hay poca.
En la Tierra hay zonas de luz y zonas de sombra, y esto significa que tenemos decisiones que tomar.
Esta es la función del hígado.
El hígado es el sabio del cuerpo. Es quien tiene los conocimientos para poder decidir qué hacer y qué no hacer.
A nivel biológico, el hígado es como un gran laboratorio químico donde se llevan a cabo una gran cantidad de tareas. Los demás órganos del cuerpo le mandan diferentes sustancias, y él las procesa de la manera que cree conveniente para ayudar al conjunto del organismo.
Metafóricamente, los diferentes órganos le preguntan al hígado cuando tienen una duda, y el hígado responde.
Uno de los principales problemas del hígado es que casi siempre cree que tiene razón. Al fin y al cabo, él es el sabio del cuerpo. Y cuando ve cosas a su alrededor que no le gustan, muchas veces se enfada.
Por este motivo, es muy importante que la energía del hígado esté siempre equilibrada con la del corazón. Cuando el corazón acompaña al hígado, la sabiduría del hígado está siempre iluminada por el amor. En cambio, cuando el hígado va por libre, se cree superior y más listo que nadie. Y entonces aparecen la soberbia, la rabia y el enfado.
En nuestra sociedad actual, el hígado es uno de los órganos que tenemos más desequilibrados.

La Función de la Vesícula Biliar

El hígado es la fuente de sabiduría del cuerpo: él tiene los conocimientos para decidir qué hay que hacer y qué no hay que hacer. Pero, en última instancia, no es el hígado quien toma decisiones concretas. Es la vesícula biliar quien lo hace.
El hígado es como el sabio del Reino. Es el consejero al cual todo el mundo acude para pedirle consejo. Pero no es el que toma las decisiones finales.
Esta diferencia es importante, porque en esta vida hay que tomar decisiones concretas. También hay que reflexionar sobre qué es lo más apropiado, pero esto solo no es suficiente. Después de reflexionar hay que decidir y actuar.
Y esta es la función de la vesícula biliar. El hígado reflexiona, y la vesícula actúa.
A nivel biológico, el hígado produce la bilis, que es un líquido muy elaborado que el cuerpo usa para muchas cosas. Es muy valioso. Es el producto de la sabiduría del hígado.
Pero el hígado no usa la bilis directamente. La guarda la vesícula biliar, y es ella quien decide cuándo usarla.
La vesícula biliar es la fuente de nuestra capacidad de decisión.
Por este motivo, cuando la vesícula está en buena forma, tenemos la capacidad de tomar decisiones sabias y llevarlas a cabo.
En cambio, si la vesícula está débil, o bien nos costará decidir o bien tomaremos decisiones precipitadas y sin mucho sentido.

La Función del Estómago

El estómago es el órgano encargado de obtener el sustento que el cuerpo necesita para vivir.
Considerando que la boca y el esófago también forman parte del estómago como órgano completo, el estómago es, junto con el pulmón, el único órgano con contacto directo con el exterior del cuerpo. Es necesario que sea así, pues es en el exterior donde está el alimento que necesitamos.
Pero a diferencia del pulmón, el estómago tiene que trabajar duro para hacer su trabajo. El pulmón también tiene que conseguir algo del exterior, pero lo hace casi sin esfuerzo. El aire que respiramos es gratis y está por todas partes.
Pero el alimento no es gratis ni abundante. Los alimentos son escasos, y el estómago tiene que esforzarse mucho para conseguirlos.
Esta es una gran responsabilidad. Todo el cuerpo depende de él.
El estómago es el “padre de familia”. Es el que se ocupa de que las necesidades básicas estén cubiertas.
Cuando el estómago está bien, es muy bondadoso y se siente pleno y realizado. Él se encarga de conseguir todo lo necesario, y el resto del cuerpo se lo reconoce y lo respeta.
Pero cuando está débil, tiene serias dificultades para conseguir alimentos. Llega a casa después de trabajar todo el día, pero sin haber conseguido gran cosa. Y la familia lo espera y le exige más.
Y se siente solo y cansado. Muy cansado.
A veces se enfada con el resto de la familia por exigir tanto, y a veces simplemente se hunde.
El estómago tiene una gran responsabilidad. Y no es nada fácil llevarla.

La Función del Páncreas

Si el estómago es el Padre de familia, el páncreas es la Madre.
El estómago trabaja todo el día para conseguir el sustento, pero cuando llega a casa la parte principal de su tarea está cumplida. Deja los alimentos en la puerta y se va a descansar un poco.
Es el páncreas quien se encarga de coger estos alimentos, lavarlos, cocinarlos y prepararlos para que la familia pueda comer.
A nivel biológico, el páncreas produce la insulina, que es una sustancia química imprescindible para hacer la digestión. Sin la insulina, los nutrientes que ha conseguido el estómago no pueden llegar a las células del cuerpo.
Sin el páncreas, la familia no puede comer.
Cuando está bien, el páncreas se siente pleno y realizado. Ocupa un lugar central en la familia, y su función es muy hermosa. Es la Madre.
Pero cuando está débil, su luz se apaga. Pierde fuerza, y acaba volviéndose casi invisible; como la madre que acaba cansada todos los días después de hacer mil tareas sin que nadie se lo reconozca.
Su bienestar depende en gran parte de su relación con el estómago. La relación entre el páncreas y el estómago es muy especial; una de las más especiales del cuerpo. Son el Padre y la Madre que nutren a todo el organismo.

Cómo Sanar los Órganos de Tu Cuerpo

Para no alargarlo demasiado, hoy lo dejamos aquí y otro día acabamos de hablar del resto de órganos.
Pero con lo que hemos explicado hasta aquí, ya se pueden hacer cosas muy bonitas.
Puedes usar estas explicaciones como guía para sentir a tus órganos y conectar con ellos. A medida que los conozcas mejor y veas cómo sus emociones están directamente relacionadas con las tuyas, se producirá una profunda sanación en ti.
Siente a tus órganos.
Siente como tu corazón reparte amor sin medida a todo lo que le rodea.
Siente como tu hígado sabe lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer.
Siente como tu vesícula tiene unas ganas locas de ponerse en marcha y hacer aquello que sabes que tienes que hacer.
Siente como tu estómago tiene la capacidad de conseguir todo lo que necesitas.
Siente como tu páncreas se ocupa de cuidarte y de que estés bien.
Y siente como tú también tienes todas estas cualidades.
Tú y tus órganos sois uno. Sois un equipo.
Es hora de empezar a trabajar juntos.
Publicado por:
Jan Anguita
Passeig Zona Franca, 186
Barcelona, NJ 08028
Spain

domingo, 26 de junio de 2016

Cuento Taoista

EL HOMBRE QUE PERDIÓ LA MEMORIA. Cuento Taoísta.

Imágenes integradas 1


Cuenta Lieh Tse que había, una vez, un hombre llamado Hua Zi que vivía en Yang li y que había perdido completamente la memoria. Por la tarde, olvidaba lo que le habían dicho por la mañana; a la mañana siguiente, no recordaba lo que había hecho el día anterior. Cuando iba a algún sitio, no se acordaba dónde estaba y se olvidaba del camino de regreso. Había olvidado hasta cómo caminar o cuándo sentarse.

Su familia estaba muy preocupada. No sabían qué hacer. Sufrían porque no los reconocía. Y, aunque a Hua Zi se le veía en paz y feliz en su situación, estaban seriamente preocupados por él. Acudieron a adivinos y sanadores de todo tipo. De nada sirvió. El diagnóstico de los más prestigiosos médicos de la época solía coincidir en que existía cierta desarmonía irrecuperable entre el hígado, los pulmones y el bazo, con afectación de los riñones y el corazón. Se declararon incapaces de curarle.

Un letrado de Lu, gran filósofo y erudito, se ofreció para sanarlo. La mujer y los hijos de Hua Zi le prometieron pagarle lo que les pidiese, a cambio de su curación. El filósofo les dijo: "No se puede remediar ni con hierbas, ni conjuros, ni con invocaciones, ni recurriendo a las medicinas ordinarias. Es un problema de mente. Intentaré modificarla, cambiar sus pensamientos. Haré unas pruebas.”

Acto seguido, hizo que lo desnudaran  y el enfermo reclamó la ropa; lo tuvo sin comer, y exigió comida; lo dejó a oscuras, y pidió la luz. Estas pruebas resultaban muy positivas. Les dijo: "Se puede curar la enfermedad. Sin embargo, mi método es caro y secreto." Tras pactar el precio a cobrar, despidió a todos y se quedó en la casa, a solas, con el enfermo, durante siete días.

Nadie supo qué hizo aquel hombre sabio, ni qué técnicas utilizó, pero lo cierto es que, en la mañana del séptimo día, Hua Zi tenía su mente curada.

Cuando la familia llegó a casa, llamados por el sanador, al verlos Hua Zi se puso a gritar, muy furioso, contra su hijo y contra su mujer. Quiso golpearles con un palo, y salió corriendo detrás del que le había curado, de forma que hubo de ser sujetado por sus vecinos que lo calmaron y le preguntaron por la causa de su gran enfado. Hua Zi les explicó: "Antes, con mi memoria perdida, estaba feliz, nada me preocupada, ni tan siquiera la existencia del cielo y la tierra. Estaba conmigo mismo, libre y vacío de todo lo demás. Ahora, al recobrarme, han regresado todas mis viejas preocupaciones, todas mis inquietudes, todos mis desasosiegos. Surgen en mi mente todos los logros y pérdidas, éxitos y fracasos, penas y alegrías, amores y odios. Ha desaparecido el silencio de mi mente. He dejado de ver las personas y las cosas como son, como están ahí, sin juzgarlas. Mi mente no se calla ni un solo momento”.

sábado, 25 de junio de 2016

El Anciano y el Perro





 
EL ANCIANO Y EL PERRO
 
 
        ¡Cuidado! ¡Casi tocaste ese auto de costado! Me gritó mi padre. "¿Es que no puedes hacer nada bien?" 
 
Esas palabras me dolieron más que un golpe. Volví mi cabeza hacia el anciano sentado en el asiento junto a mí desafiándome a contestarle. Se me hizo un nudo en la garganta, y aparté los ojos. No estaba preparada por otra pelea.
 
 
"Yo vi el auto, papá. Por favor, no me grites cuando manejo."
 
 
Mi voz fue medida y firme,  que sonaba mucho más calmada de lo que realmente me sentía.
 
 
Mi padre me miró furioso, después volvió su cabeza y se mantuvo callado. En casa lo dejé enfrente del televisor y fui afuera para componer mis pensamientos. Había oscuras y pesadas nubes en el cielo, prometiendo una lluvia. Un trueno distante retumbó como si fuera el eco de mi agitación interna. ¿Qué puedo hacer con él?
 
 
Mi padre había sido leñador en el estado de Washington y en Oregon. Había disfrutado de vivir al aire libre y le gustaba medir su fuerza contra el poder de la naturaleza. Había entrado en agotadoras competiciones de leñadores, y a menudo ganaba. Los estantes de su casa estaban llenos de trofeos que probaban su habilidad.
 
 
Pero los años pasaron implacables. La primera vez que no pudo levantar un pesado tronco, hizo una broma sobre eso; pero luego el mismo día lo vi afuera solo, tratando de levantarlo. Se volvió irritable cada vez que alguien le hacía bromas sobre estar envejeciendo, o cuando no podía hacer algo que hacía cuando era joven.
 
 
Cuatro días antes de cumplir sesenta y siete años, tuvo un ataque al corazón. Una ambulancia lo llevó al hospital mientras el paramédico le hacía resucitación para mantener la sangre y el oxígeno circulando.
 
 
En el hospital, lo llevaron corriendo al cuarto de operaciones. Tuvo suerte, sobrevivió. Pero algo en el interior de papá, murió. El gusto por la vida desapareció. Obstinadamente se negaba a seguir las órdenes del doctor. Las sugerencias y los ofrecimientos de ayuda eran rechazados con sarcasmo e insultos. El número de visitantes disminuyó, y finalmente cesaron. Papá quedó solo.
 
 
Mi esposo Dick y yo le pedimos que venga a vivir con nosotros a nuestra pequeña granja. Esperábamos que el aire libre y la atmósfera de granja le ayudaran a ajustar su vida.
 
 
Una semana después de venir, ya me arrepentí de la invitación. Nada le parecía satisfactorio. Criticaba todo lo que yo hacía. Me sentí frustrada y deprimida. Pronto me di cuenta que estaba desahogando mi rabia con Dick. Empezamos a discutir y pelear.
 
Alarmado, Dick buscó al pastor y le explicó la situación. El pastor nos dió citas de consejería para nosotros. Al final de cada sesión, él oraba, pidiendo a Dios que calmara la turbada mente de papá.
 
 
Pero los meses pasaban y Dios guardaba silencio. Había que hacer algo y era yo la que lo tenía que hacer.
 
 
Al día siguiente me senté con la guía telefónica y llamé a cada una de las clínicas mentales que había en el libro. Expliqué mi problema a cada una de las voces llenas de simpatía que me contestaron.  Justo cuando estaba perdiendo la esperanza, una de esas amables voces de repente exclamó, "¡Recién leí algo que podría ayudarla! Déjeme ir a buscar el artículo..."
 
 
Escuché mientras ella leía. El artículo describía el sorprendente estudio hecho en una clínica geriátrica. Todos los ancianos pacientes estaban con tratamiento por depresión crónica. En todos ellos sus actitudes mejoraron en forma excepcional cuando se les dio la responsabilidad de cuidar un perro.
 
 
Fui a la municipalidad a ver los perros ofrecidos en adopción.  Después que llené un formulario, un oficial uniformado me llevó a los corrales de los perros. El olor a los desinfectantes inundó mi nariz cuando entré a las filas de jaulas. Cada una contenía de cinco a siete perros. Los había de pelo largo, enrulado, unos negros y otros con manchas que saltaban, tratando de alcanzarme. Los fui estudiando uno por uno pero los rechacé a todos por distintas razones, demasiado grande, o demasiado chico, o demasiado pelo, etc. Cuando llegué al  último corral, un perro desde la esquina más alejada se paró con dificultad, caminó hacia el frente de la jaula y se sentó. Era un pointer, una de las razas aristócratas del mundo de los perros. Pero éste era una caricatura de la raza.
 
 
Los años habían puesto en su cara y hocico un poco de gris. Los huesos de sus caderas sobresalían en triángulos desiguales. Pero fueron sus ojos que atraparon mi atención. Calmados y límpidos, me observaban fijamente.
 
 
Apuntando al perro, pregunté, ¿Qué me dice de éste? El oficial miró, y sacudió su cabeza, intrigado. "El es un poco raro. Apareció no se sabe de dónde, y se sentó en el portón del frente. Lo entramos,  pensando que quizá alguien viniera a reclamarlo. Eso fue hace dos semanas y nadie ha venido. Su tiempo termina mañana". Hizo un gesto, como que no se puede hacer nada.
 
 
Mientras las palabras entraban a mi mente, me volví al hombre con horror... "¿Quiere decir que lo van a matar?"
 
 
"Señora", dijo dulcemente, "Es el reglamento. No hay lugar para todos los perros que nadie reclama."
 
 
Miré al pointer otra vez. Sus calmados ojos marrones esperaban mi decisión. "Lo tomaré", dije. Y manejé hasta casa con el perro sentado en el asiento delantero a mi lado. Cuando llegué a casa, toqué la bocina dos veces. Lo estaba ayudando a bajar del auto cuando papá apareció en el porche del frente... “¡Mira lo que te traje, papá!”  dije entusiasmada.
 
 
Papá miró, y puso una cara de disgusto. “Si yo quisiera un perro lo hubiera buscado. Y hubiera elegido uno mejor que esta bolsa de huesos. Quédate con él, yo no lo quiero.” Agitó su brazo despectivamente y empezó a caminar hacia la casa.
 
 
El enojo creció dentro de mí. Me apretaba los músculos de la garganta  y sentía latidos en las sienes. “¡Es mejor que te acostumbres a él, papá, porque se queda con nosotros!”
 
Papá me ignoró... “¿Me escuchaste, papá?” Grité. A estas palabras papá se volvió enojado, con sus manos apretadas a sus costados, con sus ojos entornados con odio.
 
 
Estábamos parados mirándonos fijamente como duelistas, cuando de repente, el pointer se soltó de mi mano. Fue cojeando despacio hasta mi padre y se sentó frente a él. Entonces muy despacio, cuidadosamente, levantó la pata delantera.
 
 
La quijada de mi padre tembló mientras se quedó mirando la pata levantada. La confusión reemplazó la ira de sus ojos. El pointer esperaba pacientemente. De pronto, papá estaba arrodillado, abrazando el animal.
 
 
Fue el principio de una cálida e íntima amistad. Papá lo llamó Cheyenne. Juntos, él y Cheyenne exploraron el vecindario. Pasaron largas horas caminando por polvorientos caminos. Iban a las orillas de los rápidos ríos, a pescar sabrosas truchas, pasando largos momentos de reflexión. Incluso comenzaron a ir juntos a la iglesia los domingos, mi padre sentado en un banco y Cheyenne echado silencioso a sus pies.
 
 
Papá y Cheyenne fueron inseparables a través de los tres años siguientes. La amargura de mi padre se desvaneció, y él y Cheyenne hicieron muchos amigos.
 
 
Entonces, una noche, muy tarde, me extrañó sentir la fría nariz de Cheyenne revolviendo nuestras frazadas. Nunca antes había entrado a nuestro dormitorio en la noche. Desperté a Dick, me puse el salto de cama y corrí al cuarto de mi padre. Papá estaba en su cama, con una faz serena. Pero su espíritu se había ido silenciosamente  en algún momento durante la noche.
 
 
Dos días más tarde, mi dolor se hizo todavía más profundo cuando descubrí a Cheyenne tendido muerto junto a la cama de papá. Envolví su cuerpo en la alfombra sobre la cual siempre había dormido. Mientras Dick y yo lo enterrábamos cerca de su lugar favorito de pesca, le agradecí silenciosamente por la ayuda que me había dado para devolver a mi padre la paz y tranquilidad.
 
 
La mañana de funeral de papá amaneció nublada y sombría. Este día se ve de la misma manera que yo me siento, pensé, mientras caminaba hacia la línea de bancos de la iglesia reservados por familia. Estaba sorprendida de ver la cantidad de amigos que papá y Cheyenne habían hecho, que llenaban la iglesia. El pastor comenzó su elogio del difunto. Fue un tributo para papá y para el perro que había cambiado su vida.
 
 
Entonces el pastor citó Hebreos 13:2. “No dejes de dar hospitalidad a forasteros, porque haciéndolo, algunos han recibido ángeles sin saberlo.” “Muchas veces he agradecido a Dios por haberme enviado un ángel,” dijo.
 
 
Entonces me di cuenta, y el pasado cayó todo en su lugar, completando un rompecabezas que no había visto antes: aquella amable y simpática voz que me leyó aquel artículo sobre el estudio en la clínica geriátrica.   La inesperada aparición de Cheyenne en el lugar de los perros para adopción. Su calmada aceptación y completa devoción a mi padre y la proximidad de sus muertes.
 
 
Y de repente, comprendí. Me di cuenta que, ciertamente, Dios había contestado mis plegarias en busca de su ayuda.
 
 
La vida es muy corta para hacerse dramas por cosas sin importancia, así que:
 
 
RÍE CON FUERZA, AMA CON SINCERIDAD Y PERDONA RÁPIDAMENTE. VIVE MIENTRAS ESTÉS VIVO.  PERDONA AHORA A AQUELLOS QUE TE HACEN LLORAR.  QUIEN SABE SI TENDRÁS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD.
 
 
Comparte este correo con alguien. Puede que sea de ayuda a alguien que sufre. El tiempo perdido nunca se puede recuperar.
 
 
Dios contesta nuestras plegarias a Su manera... no a la nuestra...
 
Esto me llegó a mi correo y pensé que esta era la mejor forma de compartirlo porque llegaría a más gente.

jueves, 23 de junio de 2016

Practicas para liberar emociones negativas

Este es un ejercicio de auto-sanación, para liberar todas aquellas emociones negativas, bloqueos, que han quedado en nuestro interior y forman un nudo en una parte de nuestro cuerpo físico, el cual no permite que la energía fluya correctamente.
Estos bloqueos son como quistes, o pelotas, o bolas de energía de baja vibración que se quedan en una zona de nuestro cuerpo físico, como por ej, el pecho, o la espalda, o las cervicales, etc, y nos producen molestias, dolor y con el tiempo enfermedades.

Para poder liberar estas emociones, estos bloqueos, primero hemos de tomar consciencia de ellos, después liberarlos y a continuación reprogramar nuestra mente consciente con afirmación positiva, que pasará directamente a nuestro subconsciente. Cogemos papel y lápiz y antes de escribir nos detenemos unos minutos a observar toda nuestra vida, nuestro pasado, recordando todos aquellos sucesos y personas que tanto dolor y sufrimiento nos causaron.
A continuación, empezamos a escribir todo lo que recordamos; escribimos qué persona nos causó tanto daño y cómo nos sentimos entonces. (Aquí es cuando tomamos conciencia de cómo nos sentimos, de la emoción negativa que nos ha provocado el bloqueo). Escribimos todas las cosas que sucedieron; personas, situaciones, sitios y lugares en los que podemos recordar un profundo dolor (puede ser un ataque de ansiedad, puede ser un desmayo, puede ser algo que nos avergonzó, puede ser rechazo, frustración, pueden ser malostratos, puede ser una antigua pareja que nos dejó, una ruptura sentimental dolorosa, la separación de nuestros padres, puede ser una caída, un golpe que no podemos olvidar, un trabajo que nos quemó, una situación estresante, la muerte de un ser muy querido, etc…). Para escribir podemos utilizar los ejemplos siguientes:
1- “Cuando era pequeño, me caí de un precipicio y me desmayé. Al despertarme, me levanté y tenía la mano rota. Ese momento me impactó, fue un shock, sentí miedo, terror, la mano me dolía mucho, estaba asustado, lloraba mucho, gritaba buscando a mis padres…”
2- “Mi primera pareja me dejó, llevábamos algunos años de relación y de repente pufff… qué shock!! Mi corazón quedó roto durante largo tiempo, sentía un gran vacío, mucha tristeza, ganas de morir, de no despertar nunca más, sentí impotencia, rabia, ira, incluso odio hacia esa persona...”
3- “En la escuela se reían de mi porque decían que yo era tonto, que no valía. Eso me hacía sentir mal, feo, rechazado, baja autoestima, tristeza, pena, rabia, ira, soledad, frustración…”
4- “Mis padres se separaron, y para mi fue muy doloroso, muy traumático. Sentí dolor, mucha tristeza, ganas de llorar, ira, rabia, sentimiento de culpa…”
5- “Se murió alguien a quien amaba mucho y eso me causó mucho sufrimiento, sentí dolor, vacío, pena, tristeza, el corazón roto, mucha impotencia, ganas de no volver a despertar…”
6- “Mis padres me maltrataron durante años. Yo sentía mucha rabia, ira, ganas de escapar de casa, impotencia, frustración, baja autoestima, pena, tristeza, odio hacia ellos…”
7- “Me detectaron una enfermedad importante y grave. Sentí mucho miedo (a sufrir y a morir), me sentía diferente que los demás, sentí pena, tristeza, dolor, impotencia, sentimiento de culpabilidad…”
Todos estos ejemplos son para ayudarte a que tú puedas expresar en el papel tus vivencias dolorosas, y cómo te sentiste. De esta manera estarás tomando conciencia de esas emociones negativas que han causado un bloqueo emocional en ti. Una vez hemos tomado conciencia de esas emociones, que pueden ser muchas, ahora vamos a la siguiente parte del ejercicio que es liberar conscientemente esas emociones concretas.
 Escribimos:
“Me libero de estas emociones negativas que tengo para siempre: suelto la pena, suelto la tristeza, suelto la depresión, suelto la ansiedad, suelto la angustia, suelto el rechazo, suelto la frustración, suelto la inseguridad, suelto la ira, suelto la rabia, suelto el odio, suelto la impotencia, suelto la desconfianza, suelto el miedo, etc. Lo suelto todo y me quedo libre y limpio”.
Una vez hemos soltado las emociones, ahora vamos a reprogramar nuestra mente subconsciente a través de la mente consciente. Escribimos:
“Ahora soy libre, ya pasó, ha quedado atrás, lo he soltado, me he liberado, y ahora, en el presente, me siento tranquilo, feliz, me siento en paz, estoy sanado”.
Cuando afirmamos esta frase, estamos reprogramando nuestro subconsciente (la información consciente pasa al subconsciente y se va quedando grabada allí). Puedes repetir esta última frase las veces que tú creas necesario, que sientas lo que estás afirmando. Es de esta manera como estás sanando. Una vez has llegado aquí, el ejercicio ha finalizado, puedes tirar los papeles que has escrito, no sirven para nada.
Puedes repetir este ejercicio las veces que tú desees, siempre observándote: “¿cómo te sientes? ¿te sientes mal? ¿hay alguna molestia o algún dolor? ¿no puedes olvidar a aquella persona que te causo tanto daño? ¿no puedes olvidar aquel lugar en el que sufriste?”.
Cada vez que te observes, sabrás qué emociones hay que liberar.
Por supuesto, una vez quedas libre de las emociones del pasado, van a ir surgiendo nuevas emociones para liberar. Y también puede ser que haya emociones del pasado que han sido tan traumáticas que necesites de varias veces hacer este ejercicio de liberación. Este ejercicio te irá muy bien para ir practicándolo cuando lo necesites y las veces que lo necesites.

viernes, 17 de junio de 2016

Que hacer con tus miedos

Descripción: Descripción: https://d2t3xdwbh1v8qy.cloudfront.net/content/B00VGRUM7M/images/cover.jpg
Vivimos en la incertidumbre, en el cambio incesante y acelerado.
El mundo se ha vuelto muy complejo y está acabando con las seguridades externas.
Nuestras maneras tradicionales de responder a la presión se vuelven insuficientes. Afortunadamente, el propio cambio abre perspectivas inesperadas e inexploradas.
Es imprescindible modificar la relación que mantenemos con el miedo si queremos vivir con más sosiego.
Si pretendemos librarnos de él, se apegará más a nosotros bajo distintas formas como la parálisis o el bloqueo.
La alternativa consiste en aceptar el miedo y convertirlo en un colaborador. Y, ¿por qué no?, también en un maestro.
Este libro se ha escrito con el ánimo de enseñar a gestionar la incertidumbre y contribuir a desarrollar el potencial personal.
Aquí encontrarás respuestas a preguntas clave, como: ¿Por qué nos sentimos mal cuando tenemos miedo? ¿Cómo afecta a nuestra eficacia?… ¿Y a la autoestima? ¿Qué solemos hacer cuando tenemos miedo? ¿Por qué no nos suele dar el resultado que esperamos? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para que esa parte de nosotros que llamamos miedo trabaje a nuestro favor y no en contra?
La parte final del libro incluye una estrategia de gestión personal con ejercicios prácticos.
Haciendo click sobre la imagen podrás leer o descargar el libro

viernes, 10 de junio de 2016

Relaciones de Consciencia




         
El título que anuncia este declinar en una determinada proclamación podría empezar por preguntar: ¿cómo serán las relaciones de pareja en la nueva era dimensional? Pero a esta cuestión le falta la palabra consciencia. Y es que las relaciones próximas, si no ya, se han de cementar en la consciencia, o mejor dicho, desde la nueva consciencia dimensional. Porque remitirnos al viejo concepto de relaciones de pareja, tal y como se ha entendido en la fallecida dimensionalidad pasada, sería comenzar desde una base de partida inmovilista. Habría que procurar olvidar eso de las relaciones de pareja, pues en lo que se va a ir dando en las relaciones entre hombres y mujeres es algo que se puede definir como relaciones libres y abiertas. Sí, libres y abiertas, aunque suele a liberalismo barato o promiscuidad social consentida, que no lo es, y me explicaré. Sigo.

        De entrada, también, es necesario olvidar esos concepto de mi chic@, mi novi@, mi mujer, mi pareja, mi espos@. Pero lo que hay que olvidar con prontitud es el “mi”. Retirar el “mi” es quitarse de en medio esa dinámica de antigua de posesión o poder sobre otra parte. Ya nadie es tuy@. Habría que referirse a ella y  él como ella o él, y lo que siga, pero retirar el “mi” es otorgar una libertad a la relación que se mantenga con quien se quiera, si la otra parte quiere por igual, por supuesto.

         No habrá más “mi” en las relaciones humanas, no habrá más sentido de posesión, de retención, de falta de espacio o aire. Las relaciones humanas basadas en una nueva consciencia dimensional afloran desde el conocimiento exacto de saber que cada uno es un ser divino encarnado que quiere experimentarse en sí y en los demás en la medida en que los demás así lo quieran. Evidentemente, el contacto en la intimidad, sin necesidad de sexualidad de entrada, será trazado desde un punto de vista en absoluta igualdad y equilibrio donde ningun@ es más que el/la otr@. Ambas partes saben (o sabrán) que están tratando con su misma esencia desde una forma distinta que se expresa de manera única. Si quieres un ejemplo básico, es como saber que ambos vasos, uno redondo pequeño y estrecho contiene el mismo licor que una copa esbelta y alta, pues ambos recipientes han sido llenados con la misma esencia, esencia que se comparte y experimenta desde formas distintas. Evidentemente, ante este conocimiento íntimo y certero, el engaño, el apoderamiento, la seducción, el aprovecharse de la otra parte no posee el más mínimo sentido. Por tanto, se declina en un ofrecimiento de uno al otro con la mayor apertura, queriendo compartirse para crear un nuevo espacio entre los dos que será único e irrepetibles, y que se hará por el placer de crear desde la esencia que les conforma a las dos partes desde las dos formas que representan hasta que sale una nueva forma que no tiene parangón. Nueva forma creada desde dos formas distintas que parten desde la misma esencia.

        Ni que decir tiene que el hecho se basará en la confianza plena en amor sin que pueda darse lo que hasta ahora se llamaba celo y/o envidia, porque ambas almas comprenderán que ese éxtasis que han creado es perfectamente compatible con el que puedan crear con otras formas partiendo desde sus propias esencias en libertad expresadas en amor.

        Esto es establecer relaciones en consciencia dimensional nueva. Esto es la base de relaciones humanas en libertad plena, sin apegos, sin que lo único que impregne la relación sea otra cuestión que el pegamento que no ancla del amor.

        Relaciones que amplíen la visión de las cosas, no que anclen la visión en las cosas. Relaciones que sean creativas, no rutinarias. Relaciones que no se encadenen en el tiempo, sino que ell@s encadenen el tiempo en el que quieren compartirse sin que el resto del tiempo tenga que estar encadenados entre sí sin visos de continuidad por sí solos o con otras partes. Relaciones que lancen uno al otro a mayores cotas, no que la cota sea la propia relación acotada. Serán relaciones con las cartas boca arriba buscando encontrar entre las partes la mejor jugada para tod@s, no la jugada para ganar a tod@s.

        Y sí, por si no lo has entendido, se acabaron los matrimonios y las parejitas como se entienden en la dimensión pasada, serán relaciones en Amor, en igualdad, con el compromiso que ambas partes quieran, libremente, establecer, y que en modo alguno será en un para siempre, ¿porque qué es siempre sino un eterno presente continuado en el que expresarse, experimentarse en sí y con los demás?

        La era de las relaciones en el Amor ya ha empezado, y las del apego adictivo enfermizo se han terminado, son obsoletas, caducas y sólo producían sufrimiento.
  
        ¿Qué prefieres, la esclavitud de las relaciones pasadas basadas en el miedo o relaciones abiertas y en libertad basadas en la nueva consciencia dimensional de la unicidad en el amor, donde cada relación crea algo nuevo y distinto lleno de gozo, no al modo antiguo donde todo se daba con la limitación del encasillamiento de conceptos que oprimían las relaciones entre los seres que no se veían como seres divinos, sino como sexos opuestos que tenían que buscar la manera de llevarse lo mejor posible a sabiendas de que no era posible? Pues tú decides: relaciones esclavas, o relaciones libres; relaciones en miedo o en amor.

        ¿Sabes cuál es la posibilidad de que te toque un boleto de la lotería? De treinta millones a una, pero tienes una posibilidad. Eso vale para la era pasada, porque en la nueva era, donde todo es posible, tú (y tod@s) dejas de ser el boleto y pasas a ser la lotería, con todas las posibilidades a tu favor (a favor de tod@s) para crear todo tipo de relaciones sanas, amorosas, libres, cuerdas y perfectas, además sin parar, sin límites. ¿Cambia la cosa, verdad?

P.D.: Los compromisos, en concreto los que se entiende a día de hoy como pareja, no serán al estilo arcaico: hasta que la muerte os separe. Los compromisos serán en acuerdo tácito, por más o menos tiempo, el que se quiera. Incluso el compromiso puede ser renovado día a día, instante a instante. Los compromisos no se darán para salvar seguridades en la otra parte, sino para crear algo juntos en un determinado instante, o durante un periodo determinado de tiempo, pero nunca a modo de comprometer la libertad de la otra parte sin fin.

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Autor: Deéelij
Fuente: De su libro Alas sin plumas (Ediciones Ende, 2016):
 

sábado, 4 de junio de 2016

Brotes de Chia

COMO GERMINAR LAS SEMILLAS DE CHIA

 

Hoy vamos a germinar semillas de chia. El proceso es muy simple y se realiza con materiales que tenemos en casa.
En general las semillas exigen un tiempo de remojado, las semillas de chía, al contener mucílagos llevan un proceso diferente.
Materiales:
  • 2 cucharadas de semillas de chia.
  • 1 rociador con agua.
  • 2 servilletas de papel.
  • 1 recipiente de cristal o un plato o una bandeja.
  • Mucha paciencia y amor :) <3
1Preparación:
Introducimos las servilletas dentro de la placa de cristal o sobre un plato.
Rociamos con agua. Las servilletas deben quedar bien húmedas.
2Esparcimos las semillas de chia muy lentamente, intentando que queden en lo posible bastante separadas para que puedan “respirar”.
3
La cantidad de semillas dependerá del tamaño del recipiente. Es a ojo, hasta cubrir toda la servilleta.
3bEl proceso requiere de mucha paciencia, hasta el segundo o  tercer día no veréis demasiados cambios.
5
La rociaremos tres veces al día. No hay un tiempo determinado para que comiencen a brotar, todo depende del clima en el cual estén creciendo.
4b
Lo ideal es que reciban luz, pero que no sea directa, para que no se evapore el agua.
4
Yo las rocío al levantarme, cuando regreso del trabajo y antes de irme a dormir.
6
Y es maravilloso despertar y encontrarse con este fabuloso cambio.
8
En mi caso el proceso a durando 6 días. Cuando más o menos estén a esta altura ya podéis consumirlos.
7Los desprendemos muy suavemente de la servilleta y ya están listos para consumir.
Se conservan en la nevera envueltos con papel film.