martes, 28 de noviembre de 2017

Cómo Mejorar Tus Afirmaciones Positivas y Hacerlas Más Potentes y Efectivas


Las afirmaciones positivas son una de las herramientas más potentes que tenemos para mejorar nuestra vida.
En última instancia, todo depende de nuestra mente, así que si aprendemos a pensar de forma más positiva, nuestra vida fluirá con mucha más armonía.
Y las afirmaciones positivas nos permiten hacer exactamente esto: nos permiten tomar las riendas de nuestros pensamientos y dirigirlos de forma constructiva, en lugar de dejar que se muevan por inercia sin que nadie los controle.
El único problema es que no es fácil hacerlo. No es fácil centrar nuestra mente en los aspectos positivos de la vida y mantener nuestra atención en ellos.
Pero hoy explicaremos un método muy potente para poderlo conseguir.

El Poder de las Afirmaciones Positivas

La idea que quería compartir contigo hoy nació a partir de una canalización de Kryon que leí hace poco (puedes leerla en inglés aquí).
En este artículo, Kryon explica que recientemente ha habido un cambio importante en la energía de la Tierra, y que esto afecta a las afirmaciones positivas. Dice que hasta hace poco no había diferencia entre hacer las afirmaciones mentalmente o en voz alta y que, por lo tanto, las podíamos hacer de forma mental sin problemas. Pero ahora esto ha cambiado: la energía en la Tierra ha aumentado, y ahora es más efectivo hacer afirmaciones positivas en voz alta.
Si te defiendes con el inglés, te invito a leer el artículo completo para más detalles, pero básicamente Kryon explica que una de las mejores maneras de comunicarnos con nuestro Yo Superior es hablar con nuestro cuerpo, y que hacerlo en voz alta facilita que esta comunicación sea más fuerte y clara.
Por ejemplo, si estás pasando por un problema de salud, puedes hacer alguna afirmación del tipo: estoy sano y fuerte. Mi cuerpo funciona perfectamente y yo estoy muy cómodo viviendo en él. O si tienes dificultades económicas, puedes decir: el dinero llega a mí con facilidad. Tengo todos los recursos materiales que necesito y más.
Y decirlo en voz alta para que tu cuerpo y tu mente lo oigan con claridad.
Para mí, esta propuesta significó un cambio importante porque, hasta que leí este mensaje de Kryon, no lo estaba haciendo así. Por un lado, normalmente hacía las afirmaciones mentalmente y no en voz alta. Para mí era más cómodo, y me resultaba menos forzado.
Y por otro lado, en general hacía afirmaciones no tan positivas, para que a mi mente le costara menos aceptarlas. Si decimos afirmaciones que se alejan mucho de la realidad que estamos viviendo, es muy posible que nuestra mente las rechace, y entonces no tienen ningún efecto.
Pero por todo lo que he aprendido de Kryon hasta ahora, siempre presto mucha atención a sus propuestas, así que decidí probar esta nueva opción.
Y los resultados son muy buenos.
Pero, como todo, hay que hacerlo bien.

Cómo Hacer Afirmaciones Positivas que Realmente Funcionen

El principal obstáculo que nos encontramos a la hora de hacer afirmaciones positivas es el rechazo de nuestra mente: si hacemos afirmaciones que nuestra mente no cree que sean ciertas, las rechazará y no tendrán ningún efecto.
Y el hecho de decirlas en voz alta muchas veces hace que el rechazo sea más fuerte. Pronunciarlas en voz alta hace que tengan más fuerza, y si nuestra mente no se las cree, las rechazará aún más.
Por este motivo, es muy importante usar siempre afirmaciones que sean creíbles para nosotros. No sirve de nada intentar autoengañarnos. Para que tengan efecto, las afirmaciones que elijamos tienen que ser ciertas para nosotros. Si no creemos en ellas, no servirán de nada.
La gran pregunta es: ¿y esto cómo lo podemos conseguir?
¿Cómo podemos hacer una afirmación diciendo que estamos bien y creer en ella, si en realidad estamos mal?
Pues hay varias maneras de lograrlo. La primera es la que te comentaba hace un momento: usar afirmaciones que no sean excesivamente positivas. En lugar de decir que todo está bien, buscar una manera un poco más positiva de mirar la situación que estamos viviendo, pero sin contradecirla directamente.
Por ejemplo, si tenemos problemas económicos, en lugar de decir tengo todo el dinero que necesito, podemos buscar afirmaciones más moderadas:
  • Ahora tengo poco dinero, pero tengo la capacidad de mejorar la situación si me esfuerzo.
  • Voy justo de dinero, pero en realidad no es alarmante, porque siempre puedo pagar todos mis gastos perfectamente.
  • Etc.
De esta manera hacemos un salto menos brusco entre lo que estamos viviendo y la afirmación que hacemos, y facilitamos que nuestra mente lo pueda aceptar.
Esta opción es muy efectiva, y vale la pena usarla. Yo lo he hecho durante mucho tiempo, y es una muy buena manera de empezar a trabajar con afirmaciones positivas (tienes más información sobre este tema aquí).
Pero tiene la desventaja de que es un poco lenta, porque hay que ir buscando siempre pensamientos que sean solo un poco más positivos que los actuales, y avanzando poco a poco.
Hoy, en cambio, te propondré un método mucho más rápido. Es un poco más difícil de llevar a cabo, pero te permitirá avanzar con mucha más rapidez.

Cómo Potenciar Tus Afirmaciones Positivas al Máximo

El método que te propongo hoy es que hagas afirmaciones diciendo que todo está perfecto. Puedes usar las palabras concretas que quieras, pero la idea es que digas que todo es como tú sientes que debería ser. La única restricción es hacerlo con amor sincero y no interferir en el libre albedrío de nadie.
Y decirlo en voz alta.
Si puedes hacerlo directamente sin que tu mente lo rechace, perfecto. Pero si ves que te cuesta, puedes hacer el siguiente ejercicio para facilitarlo:
En primer lugar, imagínate que hay un mundo paralelo donde estás perfectamente bien. Es un mundo como el mundo donde estás ahora, pero sin los problemas que te preocupan: tu cuerpo funciona perfectamente, tienes todos los recursos que necesitas, haces actividades que te gustan, te relacionas con armonía con tu entorno, etc.
Si quieres puedes tomártelo como un ejercicio puramente mental, pero hay que decir que esta idea contiene una profunda verdad en su interior: en este universo todas las posibles vidas existen simultáneamente, así que es verdad que hay un lugar donde tú ya eres todo lo que puedes llegar a ser.
Y el objetivo de este ejercicio es conectar con ese lugar.
Imagínate mentalmente que estás allí, y que desde ese punto dices en voz alta: estoy perfectamente bien. Mi cuerpo funciona a la perfección y tengo todo lo que necesito. Mi vida está llena de luz, y disfruto plenamente de ella. (O cualquier otra afirmación que quieras que transmita esta idea).
Es muy importante que en todo momento seas consciente de que no estás haciendo esta afirmación desde la Tierra, donde quizás no es cierta, sino desde otro lugar donde sí lo es. Estás conectando con un yo paralelo para el que sí es real todo lo que estás diciendo. De esta manera tu mente no lo rechazará, porque no verá ninguna contradicción.
Por otro lado, aunque seas consciente de que haces la afirmación desde otro lugar, hazla en voz alta y clara para que tu cuerpo, que sí está en la Tierra, pueda oírla perfectamente. La clave del ejercicio es que tu cuerpo pueda oír claramente lo que dices y que sienta la profunda vibración de tus palabras.
Si lo haces, verás que la vibración de tu cuerpo cambia completamente.
Cada una de tus células es como una pequeña antena que está muy pendiente de tus pensamientos, y siempre actúa en consecuencia. Así que si consigues conectar mentalmente con una vibración más elevada, toda tu vida vibrará más alto.
En última instancia, tu cuerpo y tu mente son unos instrumentos perfectos que tienen la capacidad de hacer cualquier cosa.
Y solo están esperando que les mandes una señal para ponerse en marcha.
Un gran abrazo,
Jan Anguita

El EGO se viste de chocolate: “El monje y el helado de chocolate”



monje
Hoy vamos a compartir con vosotros el cuento del Monje y el helado de chocolate. Se trata de un cuento budista que nos enseñará cómo al cumplir con aquello que demanda el ego, hace que no disfrutemos del presente…. Que no disfrutemos del helado de chocolate.
Cada uno de nosotros tiene su propio helado de chocolate, su deseo o su meta; pero hay que procurar no tener constantemente la mente puesta él, ya que esto hará que nos impida disfrutar y nos perdamos el presente.

Cuento “El monje y el helado de Chocolate”

Hacía tres años que Joel había llegado a una de las más antiguas comunidades budistas del Tibet. Allí, lo que más deseaba era ser ordenado para convertirse en un monje ejemplar.
Todos los días, a la hora de la cena, le hacía la misma pregunta a su maestro:“¿Mañana se celebrará la ceremonia de mi ordenación?
A esto, el maestro le respondía: “Todavía no estás preparado, antes de nada, debes trabajar la humildad y dominar tu ego”
¿Ego? Joel no entendía por qué el maestro hacía referencia a su ego. Él creía que era merecedor de ascender en su camino espiritual; ya que, meditaba sin descanso y repasaba a diario las enseñanzas del Buda.
Como todos los días Joel preguntaba lo mismo a su maestro, éste ideó una manera de demostrarle que todavía no estaba preparado. Antes de empezar con la sesión de meditación anunció lo siguiente: “Quién medite mejor tendrá como recompensa un helado de chocolate”
Tras un breve alboroto, los jóvenes de la comunidad budista empezaron a meditar. Joel se propuso ser el que mejor meditara entre todos sus compañeros, así demostraría al maestro que estaba preparado para la ordenación, además se comería el helado.
Joel consiguió centrarse en su respiración, pero por más que lo intentaba, al mismo tiempo que lo hacía visualizaba un gran helado de chocolate. “No puede ser, tengo que dejar de pensar en el helado o no conseguiré ganar”, se repetía constantemente.
Con mucho esfuerzo, Joel lograba concentrarse y siguiendo el compás de su respiración, pero pronto llegaban a él las imágenes de uno de los monjes disfrutando del helado de chocolate. “¡No puede ser!, debo ser yo quién lo consiga!”, pensaba el joven desesperado.
Cuando la sesión de meditación se dio por finalizada, el maestro comentó a los monjes que todos lo habían hecho bien, sólo había una persona que había pensado demasiado en la recompensa, es decir, en el futuro
Joel se levantó y dijo: Maestro, he de admitir que yo pensé en el helado durante la meditación. ¿Pero cómo puede saber que fui yo aquél que pensó demasiado?”
Y el maestro contestó: “Si te digo la verdad, es imposible saberlo, pero he comprobado que te has sentido aludido y sin que nadie dijera nada, te has levantado, te has sentido atacado, cuestionado,… Así es como actúa el ego, quien trata de tener razón en toda situación que se preste y se siente superior a los demás”
Aquel día, Joel comprendió porque su maestro le recalcaba que tenía que trabajar su humildad y que todavía le quedaba camino por recorrer. A partir de ese día, trabajó su humildad y las demandas del ego. Vivió en el presente e intentó no quedar por encima de sus compañeros. También entendió que no debía identificarse con sus logros.
Así,  trabajando con constancia y paciencia, por fin llegó el tan esperado día. El maestro llamó a su puerta y le anunció que había llegado su hora y que ya estaba preparado para su ordenación.
Cuando llegó al templo lo único que se encontró fue una pequeña tarima y sobre ella… un helado de chocolate. Joel disfrutó del helado agradecido, sin sentirse decepcionado. Y a continuación, se celebró su ordenación.